Lección 4
A medida que continuamos nuestro trabajo de estudiar La Ciencia del Hombre, vamos a iniciar el tema de los dos mundos. El hombre existe en un medio ambiente, que es el mundo hecho por el hombre. Estamos reflexionando sobre la sociedad del mundo hecho por el hombre; no estamos hablando de la Tierra. El mundo es una sociedad; es un estado de organización mientras que la Tierra es un planeta. Así que hay dos mundos, el mundo hecho por el hombre y el mundo real. Vamos a dibujar esto en una hoja de papel. Coloca el mundo real en la parte superior y el mundo hecho por el hombre en la mitad inferior de la página.
El mundo real es el mundo de seres vivos reales, de los que no hay dos iguales. No existimos dos que siquiera tengamos las mismas huellas digitales. No existimos dos que tengamos exactamente los mismos gustos. No existimos dos que veamos algo exactamente desde el mismo punto de vista de alguien más porque no podemos estar en el mismo lugar. El mundo real es el mundo de seres reales vivos, de los que no hay dos iguales, de los que no hay dos en el mismo ambiente, al mismo tiempo. Tú y yo puede que estemos en una habitación pequeña, pero tú estás en mi medio ambiente y yo en el tuyo. Esto lo convierte en algo muy, muy diferente para cada uno de nosotros, por tanto, no puede haber normas establecidas. Cada uno de nosotros es una entidad en sí mismo. Cada uno de nosotros debe conocer el ser (el yo) por sí mismo. No podemos pedirle a alguien más que nos diga cómo somos, si lo hicieran, no les creeríamos. Por tal motivo estamos observando el ser (el yo) condicionado interior. Si bien hay algunos patrones en general, cada uno de nosotros debe hacer el trabajo para sí mismo y hay que entender a los dos mundos para sí mismo.
Así que vamos a observar a todas las personas que conocemos y vamos a observar sus diferentes gustos. A una le gusta el café y a otra no. A una le gusta el café con azúcar y a otra sin azúcar. A una le gusta con crema y a otra sin crema. A algunas personas les gusta la carne bien cocida y a otras a término medio, y a otras poco cocida. De ninguna manera debería gustarte el café o gustar en lo absoluto. No hay nada que indique que debería gustarte la carne de cierta manera; ha de ser a tu gusto. Tal vez no te guste la carne de ninguna manera. Y es así en todo lo imaginable. A algunas personas les gustan ciertos colores, a otras no. Cada uno de nosotros somos una entidad separada y no existe ninguna norma o estándar para ninguno de nosotros.
El mundo hecho por el hombre es el mundo de los ideales, las ideas, las normas, las máquinas y los juegos. Podríamos tener el ideal de que tan amplias deberían ser las calles. Podríamos tener el ideal de que tan rápido se debería mover el tráfico en las calles. Podríamos tener el ideal de cuantos estacionamientos deberían existir para cierto edificio. Todo esto es muy útil y necesario para la sociedad organizada en la Tierra. El mundo hecho por el hombre es maravilloso, siempre y cuando se limite al mundo hecho por el hombre. Es algo así como una parábola del mundo real. Así que hay muchos tipos de ideas. Cualquiera puede enseñar una idea y requerir un examen y ver hasta qué punto estuviste de acuerdo con ella. Si la pudiste recordar, eres un estudiante excelente; si no la pudiste recordar muy bien, eres un estudiante mediocre. Podrías ser un éxito o un fracasado según lo bien que lo hiciste.
En el mundo real, hay ideas que le brindan ayuda al hombre sobre el conocimiento del ser (el yo), pero no son ideales para estar a la altura de los mismos. Como habrás notado proporcionamos ideas para el estudio pero no ideas o ideales para estar a la altura de los mismos. Solo estamos tratando de enterarnos de qué se compone el ser (el yo). No hemos dicho que debe “hacer esto” o “qué hacer”. Estas ideas son para el estudio. Las demás son para la realización en el mundo hecho por el hombre. Luego están las normas. Es maravilloso contar con normas para las bujías, normas para los tamaños de zapatos, vestidos, tallas de traje. Un hombre que usa la talla 42 de largo puede ordenar un abrigo de talla 42 de largo y lo único que probablemente tendrá que cambiar un poco es el largo de las mangas. Si usa zapatos de tamaño 12B, puede ordenar zapatos de tamaño 12B y con toda probabilidad le quedarán exactamente bien porque hay normas establecidas para ellos. Hay normas para tamaños de tornillos y tuercas, normas para las llaves, para poder utilizar esos tornillos y tuercas. Hay normas para los tamaños de taladro, para perforar un agujero, para colocar el tornillo. Por lo tanto, todo esto y las pesas y medidas que existen son de uso excelente en el mundo hecho por el hombre y son necesarias para el comercio y el intercambio entre una persona y otra. Sin embargo, no existe una norma para el ser humano. En Washington, D.C. y en todas las demás capitales grandes del mundo existe una Oficina de Normas. Si vas te enterarás que todas las normas son para “cosas”. No existe un ser humano al que se le establezca una norma.
Las máquinas son muy útiles. Realizan grandes funciones y le quitan la mayor parte de la carga física al hombre. Pero cuando el hombre empieza a ser una máquina—es una perversión, porque el hombre está diseñado para operar máquinas, no para ser una de ellas. Cuando a un hombre se le puede controlar por una sugestión, cuando se puede averiguar a través de la observación que él tiene una opinión o punto de vista muy terminante y se reta ese punto de vista u opinión—te darás cuenta que de pronto se encuentra en un estado. Él es mecánico y se le puede controlar o manipular. Si puedes conseguir que él se interese mucho en la “seguridad”, entonces se le puede amenazar con falta de seguridad y producir en él un estado de pánico. Puedes reclamar sus derechos y él entonces piensa que eres su amigo. El no piensa en nadie ni considera sus privilegios. Se le puede decir lo diferente que es a la gente común, y se le puede controlar. Se puede culpar a los demás en su lugar y se le puede controlar. Es obvio que las máquinas son muy útiles, pero convertir a un hombre en máquina es una perversión. Hemos estado observando el comportamiento mecánico del ser (el yo) condicionado y sus respuestas mecánicas que podríamos llamar “reacción”. Estamos empezando a observar que, si bien el hombre es del mundo real, un ser vivo real, no hay dosiguales, que hay muchos esfuerzos para que él responda exactamente de acuerdo al condicionamiento.
El otro aspecto del mundo hecho por el hombre es el mundo de los juegos. Ahora los juegos son muy esenciales. No todo a lo que nos referiremos como juego se conoce regularmente como juego en el mundo hecho por el hombre. Reconocemos al baloncesto, béisbol, etc. como juegos. Ahora bien, para ser un juego debe haber jugadores, debe haber reglas del juego, y luego debe haber un oficial/funcionario de algún tipo, y luego hay una recompensa por ganar el juego o por jugar de acuerdo a las reglas. Si no juegas el juego de acuerdo a las reglas en el mundo hecho por el hombre, hay penalidades que se deben pagar y, por lo general, hay recompensas por jugar el juego de acuerdo a las reglas.
Por lo tanto, los negocios son un juego. Tiene jugadores, tiene reglas de juego, hay oficiales de muchos tipos, hay penalidades severas por no jugar el juego de acuerdo a las reglas y hay determinadas ventajas por jugar el juego de acuerdo a las reglas. El matrimonio es un juego. Requiere de jugadores, tiene reglas, muchas de ellas están establecidas por la sociedad y algunas de ellas se establecen como “selección de manos”—como en el póker, al jugar. Hay oficiales. Hay penalidades severas por no jugar el juego de acuerdo a las reglas y posiblemente muchas recompensas por jugar el juego de acuerdo a las reglas. El tráfico es un juego. Tiene jugadores y gracias al cielo, hay reglas y oficiales. Hay penalidades por no jugar el juego de acuerdo a las reglas y como recompensa por jugar el juego de acuerdo a las reglas tenemos un grado razonable de seguridad en el inmenso tráfico de las calles, carreteras y autopistas.
Hay Cuatro Grandes Juegos que rara vez consideramos como juegos y se aplican al hombre en el mundo real. Por lo tanto, vamos a reflexionar en lo relativo a estos juegos y a observarlos durante un período de tiempo.
1. El primer gran juego es: la TEOLOGÍA. En ella se establece una norma para el hombre como “bueno”. No existe una norma para la teología en el mundo, hay muchas otras/diferentes. La teología no es religión, sino ideas del hombre sobre la creación de una organización en torno a la religión, crear una institución y establecer normas con respecto a lo “bueno”, tales como: no es bueno comer carne en viernes. No es bueno comer carne de cerdo en ningún momento. No es bueno tomar café, en otras, está bastante bien hacerlo. En una, el divorcio es muy bueno y aceptable, y en otra el divorcio no es bueno. Una infinidad de miles y miles de detalles se establecen como “buenos”. Cualquier persona, en particular, que se suscribe a una teología, en particular, encuentra que ellos tienen dificultad de mantener incluso los requisitos exteriores de la teología. Y aún más dificultad si son razonablemente honestos con la observación del ser (el yo), en mantener el estado interior de no estar enojado, de no ser chismosos, de no exagerar la verdad un poquito para dar buena imagen, lo que a veces se podría llamar mentir. Se requiere de una considerable cantidad de justificaciones a fin de que el comportamiento propio concuerde con la idea de lo “bueno”. Por lo tanto, casi todos sienten que de alguna manera son malos, por lo que se sienten culpables.
2. El siguiente gran juego: las POLÍTICAS DEL PODER. Las políticas del poder nos dicen lo que está “in”, de moda. Hace algunos años estaba de moda odiar a los japoneses y amar a los rusos, entre otras cosas. Hoy en día está de moda amar a los japoneses. La mayor parte de todo lo que tenemos viene de Japón, incluyendo la grabadora en la que estamos grabando estas conversaciones. No hemos de aprobar muy bien de los rusos. Hace unos años debíamos odiar a los italianos y a los alemanes, hoy en día los amamos. ¿Qué está de moda? Hace poco estaba muy de moda que nos disgustara China. Previamente estaba muy de moda que nos gustara China. Ahora esto está cambiando, se está poniendo de moda sentir que no están tan mal, al menos para ciertos propósitos. Así que tenemos lo que está de moda y lo que está pasado de moda y poca gente puede estar de acuerdo con todo lo que está de moda, así que la mayoría siente que de alguna manera está “fuera”. Por lo tanto, ahora son “malos”, y están “fuera” en muchos aspectos. Están “fuera de onda” en cuanto a cómo manejan todo, en general.
3. Luego aparecen las ARTES CURATIVAS como otro gran juego. Las artes curativas establecen una norma o estándar para lo normal. El orador, en un tiempo estudió algunas de las artes curativas. En una ocasión que recuerdo, en el día de la apertura de la inscripción para entrar a la clase del primer año, el decano de la escuela dio una conferencia en la que dijo que durante los primeros dos años esta clase estudiaría lo normal, por lo que en el tercero, cuarto y quinto año y en las clínicas ellos reconocerían lo anormal. En ese momento, esto parecía muy razonable, lógico y sensato. Sin embargo, estudiar lo normal consistía en estudiar maniquíes, graficas, libros y escuchar muchas conferencias en lo relativo a lo que era normal. Por lo tanto, se estableció un ideal. Eso fue hace muchos años y hasta la fecha, ni yo, ni nadie que haya visto encaja del todo en lo normal. Por lo tanto, todo el mundo es un paciente, todo el mundo es anormal. Por supuesto, en general, estamos condicionados a sentir que cuando no encajamos en la norma, que estamos en una situación muy mala y que necesitamos un tratamiento determinado para que nos restaure a la normalidad. Por lo general, hay una gran desilusión en lo que respecta a no ser normales, un sentimiento de ser desafortunado o sentirse herido por no ser normal. Luego uno busca culpar, por lo que surge el miedo, lo cual provoca el desequilibrio químico y tensión neuromuscular a resultas de las diversas hormonas en respuesta al miedo, por lo que hay una adaptación y luego estamos firmemente convencidos de que somos anormales.
4. Gradualmente ha surgido otro gran juego: LOS GRANDES NEGOCIOS. Los grandes negocios, mediante la publicidad, constantemente nos sugieren que somos feos. Ahora, haciendo uso de la palabra feo: Puede que huelas feo, así que necesitarás un sin fin de desodorantes. Tu cabello probablemente está feo, por lo que necesitarás los champús adecuados, lacas, colorantes e incluso una peluca para ocultarlo con la cual estará bonito. Nos bombardean constantemente con sugestiones de que nuestros vehículos están viejos y por lo tanto feos, nuestras casas están viejas y feas, nuestros muebles están feos, nuestros aparatos electrónicos ya están viejos y feos y todos deberíamos comprar unos nuevos. Por lo tanto, todo mundo empieza a sentir que de alguna manera son feos. Es probable que peses demasiado. Que estés demasiado gordo y, por lo tanto, feo y deberías encajar en el ideal de un flaco o lo que sea. La ropa ya está pasada de moda y, por lo tanto está fea y deberíamos comprar ropa bonita o vamos a sentir vergüenza. Nos van a menospreciar, ignorar orechazar como gente fracasada. Seremos inferiores por lo que, por supuesto, gastamos enormes cantidades de dinero, obligándonos a nosotros mismos a tener tremendas deudas a fin de ser bonitos y normales. Luchamos mentalmente por ser buenos, y probablemente un poco, belicosamente, por estar “in”.
Por lo tanto, tenemos los cuatroimpulsos básicos duales, la primera decisión básica en cuanto al propósito de vivir, como el origen de la sugestión para la manipulación del hombre como máquina. Él quiere placer y comodidad; él quiere atención y aprobación y sentirse importante. Los grandes negocios, la teología, las artes curativas y las políticas del poder, todas ellas le dicen que está en un terrible peligro a menos que haga un enorme esfuerzo a fin de tratar de ganar lo que le dicen que no es en este momento. Eres malo, feo, y no estas “in”, y eres anormal.
Ahora bien, si nos regresamos y observamos de nuevo el mundo real, no hay dos iguales, no hay dos en el mismo ambiente, al mismo tiempo, por lo tanto, no puede haber ninguna norma o estándar. Cuando empezamos a ver esto y a observarlo reconocemos que lo normal, lo bueno, lo que está de moda, y lo bonito son bastante falsos, que nos han condicionado con ello. Estando condicionados, estamos sujetos a la sugestión de que somos malos, feos, anormales y estamos “fuera de onda”. Y que gastando grandes cantidades de dinero o realizando ciertos ritos o rituales, o defendiendo y estando de acuerdo con ciertas ideas políticas, que tendremos una utopía donde todos somos bonitos, buenos, estamos “in” (de moda) y somos normales. Por supuesto, para ello sólo estamos obligados a renunciar a lo que realmente es humano—a la independencia total, a ser independiente. La persona dependiente, por supuesto, es mecánica y se le puede manipular y vemos que esto ocurre por todas partes. Así que estamos estudiando el ser humano, el yo, para que seamos conscientes de estas situaciones, y no condenarlas o justificarlas. Simplemente existen y posiblemente algunos de nosotros no preferimos ser una máquina.
Siendo consciente de los dos mundos, somos conscientes de lo que pertenece al mundo real y lo que pertenece al mundo hecho por el hombre. No nos oponemos a ninguno de ellos. Reconocemos el mundo hecho por el hombre como algo muy necesario y existimos en el mismo. Sin embargo, al mismo tiempo reconocemos que no somos del mundo hecho por el hombre, que somos del mundo vivo real, del mundo de seres vivos reales. A medida que comenzamos a observar desde la perspectiva de mirar hacia abajo para observar el mundo hecho por el hombre, sin condenarlo ni justificarlo, vemos que le pertenece, pero no somos del mundo hecho por el hombre. Lo estamos observando, sin identificarnos con ello. Reconocemos los juegos y nos gustaría jugar muchos juegos. Cuando jugamos un juego lo hacemos de acuerdo a las reglas, a la medida de nuestra capacidad. Pero no jugamos los grandes juegos que dicen que el hombre tiene una norma ideal y que debe encajar en ella. Como ves, esto es el comienzo del mundo en el que todo mundo nace. Un mundo de ideales, un mundo de auto-superación a fin de encajar en estos ideales de diferentes maneras, un mundo que tiene señales y demonstraciones de que uno se ha superado, y asimismo el mundo de culpar, en el que si uno no encuentra la señal y la maravilla—uno busca culpar. Uno tiene la anticipación de que si uno practica la auto-superación, que habrá auto-superación. Pero, con frecuencia, esa anticipación o expectativa se convierte en desilusión porque no hay manera de que un ser humano pueda encajar en un ideal porque siempre estamos cambiando, en un medio ambiente siempre cambiante y en situaciones siempre cambiantes.
Uno podría estar sentado en sus salas, muy sereno, tranquilo y contento. Suena el teléfono o el timbre de la puerta y hay una noticia muy inusual. Un ser querido se ha lesionado o atraviesa por grandes dificultades. De pronto, el propio corazón empieza a latir frenéticamente, etc. ¿Es normal? Es lo que está sucediendo. No existe nadie que diga que deberías conseguir algo inmediatamente que debiera disminuir el latido cardíaco a 72 veces por minuto. Si sales a cortar el césped con un cortacésped que se empuja o a sacar la hierba mala o a hacer algo de ejercicio físico violento y tu corazón late más fuerte, ¿algo anda mal o es una adaptación normal? Como ves, todo es una adaptación normal. No existe un ser humano anormal, pero si existe un ser humano que se está adaptando. No existe un ser humano malo. Hay personas condicionadas mecánicamente, quienes se pueden estimular, al presionar un botón, a que hagan casi cualquier cosa, ya sea un botón en el interior o en el exterior. No existe un ser humano malo, solo hay inconscientes o semiconscientes o digamos condicionados. No existe un individuo bonito o un individuo feo, solo existe una persona que expresa por fuera su estado de ser interior. Todos ellos son perfectos para su estado de ser particular. No existe una persona anormal, solo está teniendo lugar una adaptación. No existe un ser humano feo; solo existe la expresión exterior del estado interior. No existe “in” o “out”. Cada uno vemos desde un punto de vista diferente y, obviamente, lo veremos un poco diferente, y parte del entendimiento del hombre es entender esto. A medida que lo hacemos nos damos cuenta que hay menos desilusiones en el mundo porque no esperamos que todos sean como dos gotas de agua, incluso las gotas de agua son diferentes. No esperamos que salgan como las bujías, etc.
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