Lección 29
Una de las muchas formas en que la tentación llega a una persona que está en el camino, que ha realizado ciertas cosas, ha observado el ser (el yo), pero luego está sujeto a medios más sutiles de ser tentado por mamón, es la de la idolatría. Por lo general, pensamos que la idolatría es inclinarse y adorar a alguna imagen hecha por el hombre, una gran estatua de piedra o una gran estatua de madera o algo por el estilo; pensamos en ello como idolatría. Sin embargo, la idolatría se ha descrito como convertir algo en importante, o como depender de algo, algo de lo que uno depende, o algo que uno convierte en importante. Una de las cosas que se ha descrito a lo largo de los siglos como un ídolo y que uno ha convertido en importante o de la que depende es el cuerpo físico humano. Ahora bien, el cuerpo físico es un instrumento de X para la expresión de las cosas que X sabe qué tiene por hacer para la información que recibió de la conciencia. Sin embargo, en la medida en que el cuerpo físico es la fuente de la conciencia, es el mediador a través del cual las vibraciones de diversos tipos provienen del medio ambiente y, por lo tanto, tiene sensaciones. Es muy fácil identificarse con él y, a menos que uno esté en un estado de atención constante, de vigilancia, de observación, es muy fácil comenzar a depender del cuerpo físico. Otras cosas en las que una persona puede equivocarse y que pueden convertirse en algo importante es la conversación, el compañerismo, y muchas otras cosas de naturaleza similar.
Con el fin de describir algunas de estas cosas con más detalle, leeremos de un libro con el que posiblemente muchos de ustedes no estén familiarizados; se llama “El Libro de la Sabiduría”. Es un libro que posiblemente precede a la era cristiana, el nacimiento de Cristo, por unos 150 años. La historia del mismo muestra que fue escrito en griego y que fue escrito para una escuela en Alejandría Egipto, la cual operaba como una rama de la Casa de Israel. Ahora bien, aún había algo de vitalidad en las diferentes Escuelas. No se habían degenerado hasta el punto de los escribas y fariseos cuando se escribió este libro. Leeremos del capítulo 13 de este libro llamado “El Libro de la Sabiduría” y haremos comentarios a medida que avancemos. Nos gustaría que mantuvieras un registro en una de tus hojas de papel, estoy seguro de que a estas alturas es un cuaderno grueso, que dice IDOLOS.
Comenzaremos a ser conscientes de los ídolos de los que podríamos sentirnos tentados a adorar o que hemos sido inadvertidamente tentados a adorar o, digamos, convertir en algo importante o de depender. Y además observaremos que es lo que todas las personas con las que entramos en contacto están convirtiendo en ídolo porque esto es lo que lleva al hombre a dejar de recordar que es un servidor de X y que X hace todo el trabajo, que el Espíritu hace todo. El espíritu hace el caminar, el espíritu hace el hablar. El cuerpo físico no puede caminar; X lo hace caminar. El cuerpo físico no puede ver, solo X puede hacer que esté funcionando viendo. La conciencia puede experimentar ver, pero nadie sabe cómo hacerlo; es X trabajando. Es muy fácil para nosotros olvidar a X porque somos en cierto modo criaturas de sentido y somos conscientes de los factores de los sentidos y no prestamos atención a lo que hace que los sentidos funcionen. Solo hay que observar un cuerpo muerto para darse cuenta de que el cuerpo no ve, el cuerpo no siente, que solo es un instrumento.
Así que leeremos del capítulo 13 de “El Libro de la Sabiduría”. “Pero todos los hombres son vanos”. En otras palabras, todos los hombres tienen una imagen falsa de sí mismos y una imagen falsa de sus capacidades. “Todos los hombres son vanos en los que no existe el conocimiento de Dios”. Si uno es consciente de que X, Espíritu, Dios, está haciendo todo el funcionamiento, que hace todo el trabajo, entonces uno ha dejado de ser vano. Pero mientras que uno piense que “yo” estoy haciendo esto, uno es vano. Como dijo el Cristo: “Por mí mismo, no puedo hacer nada. El padre en el interior hace todo el trabajo”. “Todos los hombres son vanos en los que no existe el conocimiento de Dios y los que, a partir de estas cosas visibles, no fueron capaces de entenderlo a Él, es decir, ni al asistir a las obras, han reconocido quien era el Artífice”. En otras palabras, vemos la obra/el trabajo de caminar y no pensamos en quien es el caminante; experimentamos ver y no pensamos en quien es el vidente; oímos y no pensamos en quien es el oyente. Así que comenzamos a depender de los ojos o comenzamos a depender de los oídos y no en el oyente o el vidente. “Pero han imaginado que el fuego o el viento, o el aire sutil, o la bóveda estrellada, o las grandes aguas, o el sol y la luna, sean los dioses que gobiernan el mundo”. Si lo dudas puedes detenerte en la mayoría de las tiendas y ver los muchos, muchos libros y objetos sobre la astrología. Asimismo, puedes encontrar muchas personas que sienten que los astros gobiernan sus vidas. Por lo general, en la mayoría de los diarios hay un horóscopo, una columna diaria, para que las personas puedan ver lo que los astros están haciendo y comienzan a sentir que los astros controlan su destino. ¿Dirías que ello es una forma de idolatría? ¿Observarías que es una forma muy común de idolatría en este mismo día?
“Si fascinados, con su hermosura, las tomaron por dioses. Hacedles saber cuánto más hermoso es el Señor de todas ellas que ellas. Ya que el primer Autor de la belleza es el que creo todas esas cosas”. Todas las cosas que uno ve, como las estrellas y la luna, han sido hechas por el Espíritu. Sólo son instrumentos mediante los cuales se hace algo y, obviamente, no tienen poder. El instrumento nunca es algún poder. La mejor computadora es un instrumento muy fino, pero no tiene poder, sino que es programado y operado por la inteligencia y ¿esa inteligencia proviene de dónde? ¿Hay inteligencia en el cerebro humano o cuando la inteligencia se aparta, el cerebro humano es sólo un pedazo de carne?
“Si admiraron su poder y sus efectos”. En otras palabras, la gente veía el viento soplar, las tormentas venir, por lo que había poder. Entonces dijeron que había un dios de las tormentas y un dios del viento y comenzaron a depender de ellos u honrarles o temerles. En otras palabras, los convirtieron en algo importante de una manera u otra. “Dejad que comprendan, a partir de ellas, cuanto más poderoso que ellas es El que las formó,” el viento, etc. “porque, a partir de la grandeza de la belleza de la criatura, el creador entonces puede ser visto, de manera que con ello ser conocido”. Si uno puede ver a un ser humano hermoso, el cuerpo humano, reconocer la belleza del creador de ese cuerpo. Si uno ve los elegantes movimientos de una danza preciosa o actuación o una gran habilidad ejercida por alguien, ¿quién está haciendo el trabajo? ¿Honramos al artista físico o vemos que el Espíritu está detrás de todo esto y hace todo el trabajo, y que todo nuestro esfuerzo consiste en preocuparnos por reconocer al Espíritu interior. Según veamos que dejamos de ser idolatras. Mientras estemos fascinados por los objetos de los sentidos, los objetos que podamos sentir y no veamos el poder motivador interior, somos entonces hasta cierto punto idolatras porque valoramos o convertimos en algo importante las cosas que se pueden sentir.
Continua, “Pero, sin embargo, a ellos, hay que culparles menos”. En otras palabras, a los idólatras no se les puede culpar, “porque quizás erren buscando a Dios”. Ellos realmente están buscando a Dios. Entienden que hay un poder, pero al nunca antes haber recibido instrucciones de ningún tipo, están buscando donde sea que puedan ver como una expresión de poder. No ven lo que está haciendo la expresión, el expresar; solo ven el instrumento a través del cual se expresa. “Y están deseosos de encontrar a Dios. Estando versados entre sus obras, buscan y son persuadidos de que las cosas que se ven son buenas”. En otras palabras, los cuerpos físicos, las tormentas, las lluvias y todo esto, ¿pero qué los hizo? ¿Que los mantiene trabajando? Sin la inteligencia del Espíritu, nada sucede. “Pero, ni aun así serán perdonados”. Ahora va a decir por qué no serán perdonados. “Porque si han sido capaces de saber tanto como para poder pedir un juicio del mundo, ¿cómo no pudieron descubrir más fácilmente al Señor de los mismos? Pero desgraciados son ellos y su esperanza está entre los muertos”, cosas que no tienen ningún valor, instrumentos muertos de varios tipos.
“Los que llamaron dioses a obras fabricadas por las manos de los hombres, al oro y la plata, los inventos del arte, a la semejanza de las bestias, o a una piedra sin valor, la obra de una mano antigua”. En otras palabras, a veces las personas encuentran una estatua antigua, muy antigua y comienzan a adorarla porque sienten que debe haber caído del cielo. Hace muchos años hubo una piedra en bruto que cayó del cielo y la llamaron “Diana de Efesios”. Se parecía bastante a una forma humana, pero aparentemente era un meteorito. Debido a que cayó del cielo y tenía algún parecido a una forma humana, se formó un gran sistema religioso en torno a la misma llamado “Diana de los Efesios”.
“O si un artista, un carpintero, ha talado un árbol apropiado para su uso de la madera y hábilmente ha quitado toda su corteza y con su arte diligentemente formado un recipiente útil para el uso común de la vida”, ha hecho una cubeta o un tablero o una mesa o una silla, algo de uso común, “y utiliza las astillas de su trabajo para preparar su carne”, para cocinar su comida, utiliza las astillas, “y tomando lo que quedaba de la mismas que no servía para nada, siendo una pieza de madera torcida y llena de nudos, la esculpió diligentemente cuando no tenía nada más que hacer, y por la habilidad de su arte la talló y lo hizo en la imagen de un hombre”. Un hombre tomó los desechos porque no tenía más que hacer, ni siquiera se quemarían bien, “el formó una imagen de un hombre o la semejanza de una bestia cubriéndola con pintura roja, cada parte de la misma. Hizo una morada conveniente para ella y la colocó en una pared y la aseguró con hierro”. Colocó una estatua en su pared. “Tomando precauciones para que no se caiga, sabiendo que no puede valerse por sí misma, porque no es más que una imagen y tiene necesidad de ayuda”. Es posible que no tengamos que viajar lejos para ver a la gente arrodillarse ante varias y diversas estatuas que deben sujetarse y mantenerse en su lugar con varias formas de soportes metálicos o algunos otros tipos de soporte para evitar que se caiga. Es simplemente un trozo de madera, pero se inclinan y le hacen oraciones como imagen.
“Y luego ora ante ella, inquiriendo sobre su sustancia o sus hijos o su matrimonio”. Ellos quieren todas estas cosas. Dime con quien me caso, hazme saber con quién me casaré. Hazme saber que mis hijos prosperarán. Hazme saber a qué me dedicaré para prosperar. ¿Y no es bastante fácil convertir todo esto en algo importante? Una relación, uno la convierte en algo importante y depende de ella para un estado de ser, o hace de los niños algo importante. Son muy interesantes, son pequeñas personas maravillosas a las que observar creciendo, pero ¿son importantes? Solo como expresión del Espíritu. Y sobre todo ¿es importante que hagamos que un negocio tenga éxito, o solo es importante que utilicemos el negocio como un lugar de relaciones que podemos aplicar y ver en acción todos los principios de la Enseñanza?
“Y no se avergüenza de dirigir la palabra a lo que no tiene vida”. En otras palabras, el hombre a veces habla con una imagen de madera y le suplica porque no tiene vida en absoluto. Solo está trabajando a partir de una idea que, como se le ha dicho que es una imagen de cierta figura, tal vez, tiene una reputación de ser una persona muy maravillosa, un santo o alguna otra cosa o un ser resucitado o alguna otra criatura, a la que le rinde la debida reverencia y sentiría que hubiera cometido un sacrilegio si algo le sucediera o se cayera de su lugar en la pared.
“Y para la salud le suplica a los débiles”. Y no solo es verdad lo de la súplica hacia una estatua, sino que por la salud uno le suplica a una píldora interior, a un estimulante químico sedante que no tiene vida, algo que es toxico cuando se introduce en el cuerpo. El cuerpo se rebela contra él e intenta desecharlo y, por lo tanto, se producen todo tipo de cambios y uno lo atribuye a la droga, pero es X echando el remedio fuera del cuerpo. Sabes, una persona toma un laxante y piensa que el laxante tuvo un efecto, pero el laxante es una toxina y X, reconociéndolo por las sensaciones que surgen, hace todo esfuerzo por expulsarlo del cuerpo. Por lo que lo expulsa y algunas otras cosas lo acompañan y ¿la persona le da crédito a qué? ¿Las pequeñas pastillas para el hígado de Carter o a X? Y por la vida ora a lo que está muerto y por la salud recurre a aquello que es improductivo. ¿Por motivos de salud, recurrimos a todo tipo de medicamentos, recurrimos a los remedios?
¿Recurrimos al “horriblescopo”, perdónenme, al horóscopo, o acudimos a X y necesitamos ayuda o acudimos a la Enseñanza que nos muestra donde estamos errando en nuestros reportes a X? Buscamos ayuda de lo que es débil o buscamos lo que es real, que cuando se aplica entonces todo funciona bien, ¿Realmente necesitamos ayuda o es solo una idea de que somos víctimas de algo malvado que interfirió conmigo, lo cual solo fue una adaptación normal, señalando que en algún lugar no estaba completamente despierto? Estaba despierto en cuanto a ciertos hechos, pero algunos aún no están al descubierto y el hombre tiene como siempre su trabajo, interminable, el ser consciente de LO QUE ES día a día. No es una tarea, no es una lucha, es estar divinamente despierto, estar siempre alerta, estar lleno de entusiasmo, vitalmente interesado, estar viendo las relaciones (entre cosas, acontecimientos, personas, etc.) donde uno nunca antes ha visto relaciones. Es estar vivo donde uno antes estaba muerto y aceptó todo por sentado.
“Antes de emprender un buen viaje le ruega al que no puede caminar”. La estatua de madera o posiblemente muchas otras cosas a las que uno recurre para emprender un buen viaje, ¿no es así? ¿Qué usas hoy para asegurarte de tener un buen viaje? ¿Comienzas simplemente observando lo que es y dejas que las cosas sean o hacemos algún tipo de esfuerzo para asegurarnos de que será un viaje sin perturbación, que no habrá segunda fuerza? Sabes que eso es lo que llamaríamos un buen viaje, uno que no tuvo segunda fuerza alguna. Pero me pregunto si realmente es un buen viaje o solo es un viaje en el que no hubo una segunda fuerza y, por lo tanto, no tuve demasiada oportunidad de descubrir o añadir algo que ayudaría a la evolución, el crecimiento, el desarrollo del cuerpo espiritual.
“Y para conseguir y para trabajar y para los eventos de todos las cosas, él le pide al que es incapaz de hacer nada”. En otras palabras, uno le suplica a algo que no podría hacer nada. Solo X hace todo. Ves, este es posiblemente el punto más ciego que tenemos y uno en el que podemos pasar mucho tiempo, observando que X hace todo el trabajo. Cuando uno camina es interesante ver a X caminar los pies. Uno es consciente de que no se tiene la menor idea de cómo mover los músculos que provocan el caminar y mantienen el equilibrio de esta estructura articulada que tiene tantas articulaciones, y aquí está erguida y camina con la mayor suavidad y gracia. ¿Quién está caminando? Cuando uno está comiendo es interesante observar a los alimentos siendo llevados a la boca, ser masticados, ser tragados, y ver que una inteligencia más allá de cualquier cosa de la conciencia lo está haciendo. La conciencia solo ve que hacer; la inteligencia, el espíritu, X, se encarga de todo “el cómo”. Pero somos bastantes propensos a comenzar a dar crédito, honrar, o mejor dicho “adorar”, rendir homenaje a algo que no se puede hacer. Somos propensos a decir: “Yo puedo comer. Yo puedo beber agua. Yo puedo caminar. Yo puedo trabajar. Yo puedo tocar el violín. Yo puedo tocar el piano”, todo lo que, si uno observa, ve que no tiene ni la menor idea de cómo se hace y además uno está observando a X, el Espíritu, trabajando.
Entonces, supongamos que para nuestra aplicación práctica de esta semana, observamos, primero en uno mismo, todas las cosas que hace X. Puede que estés escribiendo a máquina, puede que estés cocinando alimentos, puede que estés caminando, o puede que estés conduciendo un automóvil. Observa todos los movimientos que se producen y comprende que Yo, la conciencia, solo está viendo QUE HACER y que algo a lo que nos referimos como X, Espíritu, en algunos lugares se le hace referencia por otros nombres, está haciendo el trabajo. Esto es comenzar a reconocer la presencia de Dios. Es un punto en el comienzo de la realización de uno de la unión o la unidad con Dios. Esto puede suceder pronto, puede suceder más tarde, pero sin ser consciente y nunca prestar atención a los fenómenos más grandes de todos los tiempos, que el Espíritu está haciendo todo lo que le reporto que esté haciendo.
Yo, la conciencia observando, ve una roca en la carretera cuando el conducir se está produciendo. De repente el choche se gira, se mueve, se maniobra fuera del camino de la piedra de una forma u otra, lo que uno nunca sabría. Luego observa algo, el ser (el yo), toma el crédito por ello rápidamente. “Ay, realmente lo hice bien. Evadí esa piedra”, y miles de más cosas. Pero nos gustaría ver a X, el Espíritu, trabajando. Vemos que hace todas las cosas que uno reporta como verdaderas y de valor, lo que es y el valor de lo que es. Uno está comenzando a ser posible donde uno está sirviendo a X, el Espíritu, mucho más completamente, mucho más plenamente. Uno es consciente de la presencia del Espíritu; uno es consciente de que está sirviendo a esa presencia. Esto es el acercamiento a lo que se llama fe. La fe no es algo que podemos hacer; hemos dicho que es algo que uno experimenta. Al comenzar a aplicar lo que estamos discutiendo aquí, no durante diez minutos, no durante diez horas, sino día tras día, observando a X haciendo todo el trabajo, y que hace lo que uno le reporta. Hace lo más apropiado para lo que uno ve como lo que es y cuál es el valor de lo que es. Siempre lo hace de acuerdo con ello.
Podrías revisar una de nuestras primeras conversaciones que tuvimos hace mucho tiempo, trata algo sobre la naturaleza de X. No dice que esto es todo, pero si trata sobre la naturaleza de X, una cosa es que X siempre hace lo apropiado para la información que recibió de la conciencia sobre lo que es y lo que es valioso o bueno de lo que es. Cuando uno haya hecho esto durante un tiempo, experimentará la fe. Ves, uno ha seguido adelante desde algunas de las otras experiencias de experimentar la confesión, la renuncia y el arrepentimiento. Es posible que uno no pueda repentinamente e inesperadamente justificar algo que uno podía hace algún tiempo. Ves, a medida que uno estudia el ser (el yo), tiene la tendencia a ser como Eclesiastés y comenzar a pensar que sabe mucho y tiene sabiduría. Pero a medida que uno continua, uno ve que mamón puede engañarlo y vencerlo con bastante frecuencia. Aquí es cuando uno comienza a experimentar ser humilde, experimentar la verdadera humildad. Si uno realmente estudia el ser y lo observa durante un período de tiempo, ciertamente no tiene que tratar de ser humilde, uno realmente lo es. Uno no tiene que tratar de ser como un niño pequeño. Uno se da cuenta de que ha sido un niño pequeño todo este tiempo. Entonces, a medida que observemos esto, comenzaremos a experimentar la fe.
Mantén un registro y observa. Muchas veces no podemos escribirlo, pero ESCRIBAMOS lo suficiente como para mantenernos consciente de ello, que TODO LO QUE SE HACE SE HACE POR EL ESPÍRITU. Que la conciencia solo puede ver qué y que solo el Espíritu sabe cómo. Es el único que incluso puede mover un dedo. Yo, la conciencia, puede ver como deseable mover un dedo. Solo X puede mover el dedo y lo hará si la conciencia ve que es deseable. Cuanto más uno sea consciente de que está sirviendo a X al ser un reportero de lo que es y lo que es bueno en lo que es, uno está más cerca de la fe.
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